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25/11/13

Ricardo Fort, una muerte anunciada

La muerte de Ricardo Fort es la crónica d euna muerte anunciada ( y detesto tener que citar a García Marquez) 
Mas de un amigo guarda aún en viejas CPU o backups realizados en diskettes fotos de Fort de hace unos diez años o mas, cuando se contactaba con muchachos a través de chats y páginas de contactos. En algún dial fantasma seguramente podremos encontrar a Fernando Peña y sus personajes hablando de "La loca Fort". En ninguno de ambos casos uno podía identificar esas fotos o esos comentarios con el personaje mediático que fue después. 
Irrumpió en los medios hace pocos años, de madrugada, maltratando a sus "gatos" (como el llamaba a su séquito de muchachos-esteroides) y alguna mujer que oficiaba de novia, conquista, propiedad y santuario donde depositar regalos millonarios. Desde la pantalla ostentaba su cuerpo,sus tatuajes, y sus adquisiciones. En seguida su personaje recorrió canales a toda hora. Ricardo Fort venía de una de las familias empresarias de Argentina que mas sonrisa le había dado a los chicos que podían comprar sus golosinas. Los chocolatines Jack con sorpresa siguen siendo un mito dentro del mundo de los coleccionistas. 
Cada tanto, en alguna nota, dejaba entrever que no había tenido un buen padre, que había sido rechazado, y lo que aparece en la temprana infancia como un síntoma de la ciertas flaquezas paternas terminó siendo el leitmotiv de su vida mediática, y probablemente de su corta vida de 45 años, que con un paro cardíaco se detuvo esta madrugada de 25 de Noviembre de 2013. 
Probablemente se convierta en un mito. Y si como mito fuera útil a esta sociedad vendría a contar que el dinero no te salva de nada. Que el cuerpo perfecto también falla. 
Ricardo Fort se convirtió en una patética caricatura de el mismo, o de lo que un espejo deformado encontrado en algún cordón de las calles de Miami le sugería. Su cuerpo estaba atravesado por elementos artificiales que en principios le dieron abdominales marcados y luego lo ayudaron a poder mantenerse en pie. Y el patetismo, viene porque detrás de toda esa parafernalia siniestra cada tanto, se traslucía algo del ser humano. Algo común a todos. 
El día que Ricardo Fort salió del armario muchos dijimos "chocolate por la noticia". Es que durante años se encargó de espantar cualquier rumor, aunque todos se instalaban. A pesar de las bellas chicas (quizá un poco menos artificiales que el en cuanto a intervenciones quirúrgicas) que sabía conseguir y adornar con millones. A pesar de sus hijos adoptivos que sonaban con una música lejana, y que fueron resguardados del puterío mediático. 
Personalmente solía comentar que este muchacho moriría joven. Si pienso en el se me vienen a la mente palabras como: morfina, plástico, chocolate, autos, rolls royce, rolex, soledad, millonario... Muy probablemente las mismas que se le vienen a cualquiera. 
Tanta ostentación, a veces me daba asco. Pero enseguida veía que se trataba de un pobre tipo, y sentía otra de esas sensaciones tan miserables como el asco, la pena. 
Es muy probable que casos como el de Fort se encuentren a montones. Casos de personas con muchos menos recursos y menos cámara que buscan la aceptación del mundo a través de adquisiciones, un posicionamiento social y un cuerpo de revistas. Pero las revistas, hoy mas que nunca, son puro cuento. Quienes allí aparecen, luego e ser intervenidos por cirugía, antes de llegar al papel pasan por la otra cirugía,la virtual. El diseño ha creado seres que no existen, y a los cuales es imposible parecerse. Pero eso es solo uno de los males de este tiempo, un mal que se lleva un puñado cada tanto. "La belleza duela", es un típico latiguillo de show de travesti. Y no me cabe duda de que así sea. La belleza duele, y cuesta. Cuesta mucho dinero. 
Ricardo Fort hablaba de ser artista. Y es probable que nadie recuerde ni sus obras, ni sus programas, ni sus ideas. Quizá digan en la mesa del almuerzo de este feriado que al final la plata no te salva de nada. Y luego se pasen en pan, y sirvan el otro plato. Lo mismo harán los medios. Y finalmente todo será olvidado. Finalmente habrá otro Fort, a la vuelta de tu casa, o en los medios, quizá un Fort de pacotilla que vuelva a creer que el dinero puede con todo. Y también estarán los otros, los de ojos desorbitados y admirados que se pasan la lengua por el labio superior y con admiración exclaman "Mirá que hijo de puta" y ni siquiera sueñan, les alcanza con saber que ese que ven, "las tiene todas".
Ricardo Fort, que en paz descanse  Fue la sorpresa dentro del chocolatín Jack. Y en ese sarcófago dulce que eran los chocolatines al muñequito, su padre lo guardó al nacer. 



1 comentario:

marta dijo...

Una historia triste que por tratarse de alguien iluminado por los spots se hizo conocida, pero el rechazo y la discriminación son los primeros ingredientes de una muerte anunciada. No son pocos los arrasados por el desamor. Marta Garcia

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